lunes, 24 de septiembre de 2012

El camino del viento



"El Camino del Viento"



 La colección Haibooks de QVE en colaboración con la AGHA,
en su empeño de seguir afianzando el Haiku en castellano,
acaba de editar su quinto libro llamado
"El Camino del Viento"





Estos haikus parecen hojas que, procediendo de árboles distintos, 
hayan sido arrastradas por el viento hasta mezclarlas 
en una única hojarasca a lo largo el camino
-Susana Benet


Cuyos autores son:

 Félix Arce (Momiji),
Manuel Díez Orzas, 
Mercedes Pérez (Kotori), 
José Luis Vicent (Barlo)
 y Giovanni Jara (Gio). 

Con prólogo de Susana Benet 
y reseña de Elías Rovira. 


Prólogo


Aludiendo a la cita que introduce el libro, comprobamos en su lectura que estamos ante haikus llenos de realidad. 
Una realidad tan perceptible que se huele, se oye, se toca, o más bien, nos toca en forma de nieve, lluvia, viento, brisa… 
Estos versos contienen la vida en sus variadas manifestaciones.

La ciudad está prácticamente ausente, así como el hombre. 
En este libro, tan parecido a un camino, predomina la naturaleza en su estado más puro. 
Apenas se vislumbra una alambrada, un puente, una farola o cualquier otro elemento que delate la huella humana. Y lo que queda a la vista, aparece deteriorado por el tiempo y la intemperie, asimilado así al paisaje.

Igual que ayer,
en la chopera sin hojas
una silla vieja.

También el hombre, como los objetos, asoma a veces entre estos versos, como una vaga silueta, una presencia frágil, sin más protagonismo que el de integrarse en la propia naturaleza.

Huerto de chufa.
De espaldas al ocaso
el campesino.

Al igual que los clásicos, los autores de este libro son meros observadores de lo que ocurre en torno suyo, y traducen a palabras sus propias sensaciones con la mayor sencillez y frescura, transmitiéndolas como un esbozo o una pintura sumi-e, para que sea el lector quien capte, a través de breves trazos, la imagen completa.

Por un instante…
el atardecer de invierno
sobre la hiedra.

Como es tradicional, en estos haikus también se hace referencia al paso de las estaciones por medio de elementos de la naturaleza que nos sitúan en un tiempo determinado: pájaros, flores, árboles, frutos y otros pequeños detalles revelan la interacción que existe entre el poeta y su entorno.

Nubes de lluvia
De una piedra a otra piedra
la mariposa

Tratándose de un trabajo realizado por cinco autores, podemos apreciar que todos comparten una sensibilidad parecida, por lo que resulta difícil distinguir la autoría de cada poema, tendiendo más bien a un común anonimato. 
Hablando metafóricamente, estos haikus parecen hojas que, procediendo de árboles distintos, hayan sido arrastradas por el viento hasta mezclarlas en una única hojarasca a lo largo el camino.

En cuanto a la estructura de estas composiciones, prevalece en todas un ritmo particular que no siempre coincide con la métrica ortodoxa (5/7/5), sin que por ello echemos de menos otras condiciones que caracteriza al buen haiku. 
En algunos casos, la sugerencia del primer verso da pie al desarrollo que se produce a continuación.

Escampa…
Una cigüeña camina
con las alas abiertas.

En otros casos, el primer verso describe con detalle una imagen que contrasta con los siguientes versos, creando una polaridad que la convierte en algo vivo, real.

La tarde junto al río,
pela cebollas
de espaldas al sol.

Esta tendencia a romper el esquema ortodoxo y cultivar el verso libre, no es nueva. Ya fue iniciada por Hekigodoo Kawahigashi (1873-1937) quien se apartó de la forma clásica en cuanto al número de sílabas y de versos. Corriente que ha sido continuada por autores posteriores, entre los cuales podemos citar a Seisensu, Ipekkiroo y Santooka, entre otros.

Siendo el haiku “una visión intuitiva de la realidad”, tal como lo describe el Profesor Rodríguez-Izquierdo, también en este libro encontramos poemas que brotan del estado contemplativo de los autores. Nada escapa a su atenta mirada, bien sea dirigiéndola al cielo

Sólo unos pasos…
y ahí de nuevo
la luna creciente

O descubriendo lo imprevisto a ras del suelo

nubes de verano –
el perro duerme
patas arriba

En este juego de luces y sombras, el caminante se va diluyendo en el paisaje, hasta volverse prácticamente invisible, mientras que es la naturaleza la que adquiere una forma más concreta, más real, armonizando con uno de los principios del haiku tradicional: la ausencia del “yo”. 
Podemos afirmar que estos haijines han logrado, a través de sus sencillos versos, acercarse a lo que Vicente Haya, experto en la materia, define como “el haiku de lo sagrado”.

Estos breves poemas, como el viento, llegan, nos rozan y pasan mientras avanzamos en la lectura, mostrando con sus formas espontáneas y a veces caprichosas, la esencia del haiku más antiguo, que es la de percibir las cosas en su “ser tal” o “tal como son”, sin artificios, destacando sutilmente aquel aspecto que ha provocado el asombro del haijin, pero sin llegar a decirlo todo.
-Susana Benet (2011)


La reseña de la contraportada


"El camino del Viento" es un libro de Haiku. 
Decir esto parece no añadir nada a lo que ya se puede leer en la portada, pero conviene matizar. Desde hace tiempo la palabra haiku es mal usada, a veces con el poco respeto que se suele tener con lo que no nos tomamos la molestia de conocer. 
Es frecuente llamar haiku a todo aquel escrito de tres versos de 5-7-5 sílabas respectivamente, cuando de entre sus muchas posibles cualidades, tal vez sea ésta la más prescindible. 

"El camino del Viento" viene a poner rigor en ese panorama. 
Ello es posible gracias al aval que supone quienes firman la obra. 
Félix Arce, Manuel Díez Orzas, Giovanni C. Jara, Mercedes Pérez y José Luis Vicent 
son personas que no necesitarán presentación para los conocedores del verdadero haiku,
y que en adelante supondrán para quienes los lean un referente. 
Por estas firmas que respaldan el libro, y muy especialmente por su contenido, 
"El camino del Viento" está llamado a ser un hito del haiku en castellano. 
Sin duda, una ocasión muy especial para adentrarse en él. Pero de verdad. 
-Elías Rovira Gil



Ya tiene brotes
la rama de la higuera
Nieva otra vez


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