viernes, 28 de junio de 2013

Dokushô Villalba


Dokushô Villalba

Maestro budista zen, discípulo del Muy Venerable Taisen Deshimaru Roshi, de quien recibió la ordenación de monje soto zen en 1978 en París y bajo cuya dirección estudió el Zen hasta su fallecimiento, y del Muy Venerable Shuyu Narita Roshi, abad del Templo Todenji, en la norteña provincia de Akita, Japón, de quien en 1987 recibió la Transmisión del Dharma, convirtiéndose así en el primer maestro Soto Zen español de la historia.


                                                         
El Maestro Dokushô Villalba es 
el fundador de la Comunidad Budista 
Soto Zen española y abad del
 templo zen Luz Serena.

                                                                               

                
El maestro zen Francisco Dokushô Villalba nació el 8 de Noviembre de 1956 en Utrera, Sevilla, en el seno de una familia de jornaleros andaluces, siendo el mayor de cinco hermanos.
Estudió en el Colegio Salesiano de Utrera y en el Instituto de Enseñanza Media Ruiz Guijón, de la misma ciudad.
A los catorce años comienza a colaborar con Acción Católica en las campañas de alfabetización de los barrios marginados de Utrera. Después pasa a trabajar con la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica).
Ya en Sevilla, trabaja con el Partido Comunista y más tarde con el movimiento libertario “Liberación”.

A los diecisiete años comienza a estudiar en la Escuela Normal de Magisterio de Sevilla, al mismo tiempo que se implica en la lucha política y social contra la dictadura franquista.
Desengañado de la lucha política, entra en el mundo de la psicodelia y de la bohemia sevillana, a mediado de los años setenta. En este ambiente, lee algún libro sobre el budismo zen.

En medio de una profunda crisis existencial, en 1977 conoce a un monje zen que enseña la meditación zen en Sevilla y comienza a practicarla.
Su vida da un giro radical.
La meditación zen le conduce a una profunda revolución interior y en 1978 viaja a París, donde el maestro zen japonés Taisen Deshimaru le ordena monje budista zen.
De retorno a Sevilla, cofunda y dirige el Centro Zen de Sevilla.

A finales de 1979 traslada su residencia a Paris, donde estudia de cerca con el Maestro Taisen Deshimaru. Allí comienza a traducir al español las obras de su maestro y se convierte en un colaborador cercano del Maestro Deshimaru.
A la muerte del Maestro Deshimaru, ocurrida en 1982, Dokushô Villalba se traslada a Madrid donde funda el Centro Zen de Madrid y la Asociación Zen de España.

Al mismo tiempo traduce, publica y dirige la colección “Textos de la Tradición Zen” en Ediciones Miraguano.
Poco a poco, comienza ser solicitado y dirige retiros de meditación zen en varias ciudades españolas.

Desde 1984 viaja regularmente a Japón con el fin de completar su formación en la tradición del Zen. Practica y estudia en los principales monasterios zen de Japón y recibe enseñanzas de los maestros más eminentes, especialmente del que fue su segundo Maestro, el Venerable Soden Narita Roshi, abad del templo Todenji, en el norte de Japón.

En 1987, recibe de su segundo maestro la Transmisión del Dharma, es decir, el reconocimiento como maestro zen y de la Escuela Soto Zen japonesa la autorización para fundar templos, centros y dirigir una comunidad de practicantes y estudiantes del Zen.

En 1988 traslada su residencia a Valencia y funda el Centro Zen de Valencia.

En 1989 funda el Templo Zen Luz Serena, que se encuentra en una zona montañosa en el interior de la provincia de Valencia, donde reside actualmente junto con una pequeña comunidad de practicantes zen.

El templo Luz Serena recibe cada año a cientos de practicantes que acuden a realizar retiros de meditación zen.

El Maestro Dokushô Villalba viaja continuamente por España, Europa y América del Sur, dando conferencias, dirigiendo retiros de meditación zen y participando en diversos foros y encuentros.

A parte de la práctica y de la enseñanza de la meditación zen, el Maestro Dokushô Villalba trabaja también en el acercamiento entre psicoterapia y espiritualidad, ecología y espiritualidad, Zen y arte, fotografía, tradiciones chamánicas, espiritualidad y compromiso social.

Ha sido entrevistado en numerosas ocasiones en los distintos medios de comunicación, en prensa, radio y tv, y sus artículos son regularmente publicados en diversos medios budistas y no budistas.



Entre sus obras publicadas destacan:

-Vida simple, corazón profundo
-Fluyendo en el presente eterno
-Siempre ahora
-Riqueza Interior
-La voz del valle, el color de las montañas
-Clara Luz
-Budismo: Historia y Doctrina. Tercer Volumen: Budismo Zen”,
(todas ellas en Miraguano Ediciones) y
-Zen en la plaza del mercado
(publicada por Aguilar)


                                                                             
Maestro Zen Dokushô Villalba

Un mortal como yo
¿a qué puede aspirar en este mundo?
Se aleja la cigüeña.
Su vuelo se desvanece
en la inmensidad del cielo.


Sus Haikus


"Cantos rodados"
Dokusho Villalba



El paso de las cuatro estaciones
se refleja
en este espejo imperturbable.



Ido,
vengo y voy,
perplejo.



La tierra natal está lejos,
¡qué amargo es el grito
de la soleá!



Regreso a casa.
La máquina de hierro
avanza frenéticamente
devorando árboles y montañas.



Silva enfurecida a la noche
la máquina de hierro
devorando la separación.



El mundo gira
alrededor de una mosca
inmóvil.



Por este sendero
transitan pocos caminantes,
pero la luna sonríe.



Diez mil seres nacen
de la misma fuente vacía
que los recoge consumidos.



En el vientre de la oscuridad,
¡una lámpara de aceite!



Después de la muerte,
¿qué significa el dolor
de diez mil generaciones?



Este viento del anochecer
me trae voces antiguas,
sufrimientos milenarios de seres ya idos
y entre ellas
la nítida voz del silencio
como una perla
iluminando los océanos.



El polvo milenario
se acumula en los hombros del viajero.
Por eso sus pasos parecen,
a veces, cansados.



Naufrago herido quedé
con el cuerpo quebrado
entre rocas
sin ti.



Se va el tren.
Ojos de mujer
en lágrimas.



Tus dedos tejieron
red de estrellas y luna
en mi cuerpo.



El joven halcón
despliega sus alas firmes
y asciende sereno
al vacío del cielo.



Amaina el viento a mediodía
justo bajo el sol
hasta posar sus alas
en armonía de olas tenues.



Pobres, sin nada,
mis viejas sandalias
olvidadas.



Las alas del tiempo
se han extraviado en el laberinto
huidizo de la memoria.



Ella duerme.
Camino con pasos delicados
por la alcoba.



Del silencio brota tu voz
y a él vuelve
cansada.



¡Qué bella melodía
el silencio y tu voz!



Un mortal como yo
¿a qué puede aspirar en este mundo?
Se aleja la cigüeña.
Su vuelo se desvanece
en la inmensidad del cielo.



***


Haikus de Primavera
 Dokushô Villalba



Ohara Koson  1877–1945






Brisa fresca
¡Despierta
los sentidos!



Ancho amor de mar
cada mañana
al alba.



Ancho corazón
para recibir
el regalo de la existencia.



Inmóvil el mundo
florece en sí mismo
cada segundo.



Arboles, trinos, murmullos.
Me disuelvo.
No existo.



En la plaza juegan los niños,
el murmullo de la fuente,
un viejo pasa en bicicleta.



Ojos de sapo
miran el mundo
a ras del agua.



Entre hojas
verde esmeralda brilla
la cucaracha.



Sombra de árboles
dos jóvenes conversan
junto a la fuente.



Sobre azul silencio
conversan el árbol
y el viento.



¡Ay, la tarde
cae y los niños
se van!



La brisa en los pinos
y el arroyuelo juegan
a tímidos!



Glú-glú dice la fuente,
pío-píp las golondrinas
¡qué conversación!



Estalla la palmera
en el cielo
solitario.



Niña de viento,
junco frágil
en la ribera del río.



Bellas jóvenes
se pasean en bandadas
por los jardines.



Por los jardines
soldados jóvenes
van detrás.



¡Ay, niña,
ese delirio tuyo
aún en flor!



Esa noche...
¡el brillo de tus ojos
y las luciérnagas!



Tres viejos amigos
bajo una luna llena
beben y recuerdan.



Tres viejos amigos:
la luna, el silencio y yo,
aquí juntos.



Amiga luna,
tanto tú como yo
nos hemos quedado sin vino.



Ebria la luna,
exhausto el viento,
el poeta dormido.



El poeta borracho
perdió su pluma
tras el poema anterior.



La luna se extingue
en la luz del día
que nace.



***


Haikus de verano
 Dokushô Villalba



Ohara Koson  1877–1945






Una brizna de yerba en la tierra.
Una estrella en el cielo.



Cable de golondrinas
charlataneando
al alba.



En invierno: té caliente.
En verano: agua de la fuente.



La chicharra agujerea
el silencio de la montaña.
¡Sol ciego!



Las chicharras
ya están aquí
achicharrando el sol.



Ecos lejanos,
zumbidos de moscas
somnolencia...



Cielo, tierra, hombre,
árboles, viento,
lluvia.



A la sombra de un peral
me como un tomate
rojo con sal.



¡Corretea por mi barriga
la cabeza de una hormiga!



El sol aturde el cielo.
En el olivar silencioso,
el rebuzno de un burro.



Temprano han vuelto
los jornaleros a sus casas.
¡Lluvia de verano!



Este amor de verano
¿resistirá las crudas
nieves de la separación?



Los pájaros perforan
el silencio del bosque.
El riachuelo se va.



Hay verdes,
amarillos y rojos
rompiendo las retinas.



Miran para allá
y no para acá.
¡Los girasoles!



Golondrinas en fiesta,
girasoles florecidos
de amarillo.



Se va, se va el día.
los girasoles esperan
con humildad la noche.



¡Disparos!
Perdiz,
¡huye de la muerte!



Este atardecer,
¿sobre qué lienzo
ha sido pintado?



Colgado de una hamaca
espera la luna
sin inquietud.



Frío atardecer,
¡qué cálidos los nidos
de golondrinas!



El sol se oculta
meciéndose en mi hamaca
sale la luna.



Vibra la noche
caliente y azulada
¡ah, los mosquitos!



Esta luna viuda
ha parido estrellas
por los cielos.



Algo pequeño como tú
me ha hecho temblar
bajo las estrellas.



Bosque de luciérnagas.
Un hombre y una mujer:
¡vieja historia de amor!



Techo de hojas,
lecho de hojas.
¡Noche en el bosque!



Blancas olas exhaustas
de mar
en el silencio inmóvil.



Noche de pino y luna.
Sin amor ni odio,
el vuelo de búho.



Jardín nocturno.
Agua íntima
y secreta.



***


Haikus de otoño
 Dokushô Villalba



Utagawa Hiroshige 1797–1858






Impresionado por el bosque
amarillo ha llegado
el otoño.



Veloz ascenso,
gaviota.
Suave caída.



¿Un ratón en patio?
¡Una hoja empujada
por el viento!



Primeras lluvias de otoño.
Se inclina el junco,
mecido por el viento.



Lluvia de domingo
dulce
en la ciudad.



Lluvia de otoño.
Bajo las mantas,
cuerpos calientes.



Chimeneas encendidas.
Huele a lluvia
esta tarde de otoño.



Otro día muere,
ola mansa,
en la playa de la noche.



Expuesto a la intemperie
el junco frágil
azotado por la lluvia y por el viento.



Solo en la llanura
con el viento baila
el eucaliptos.



La lluvia quiebra
en mil círculos
el espejo del lago.



Un perro ladra
lejos vive
un hombre solitario.



Terminada la tarea
el sol y los jornaleros
regresan a sus casas.



Se ha ido
porque nadie la mira
la luna.



Al anochecer
el mundo desaparece
de mi ventana.



La luna
sin los siete velos
es tal cual.



Crepúsculo de otoño.
Hojas y cielo
rojizos.



Las llamas amarillas
del otoño consumen
los últimos colores del verano.



Hojas en llamas
rojas y amarillas
esta tarde de otoño.



Entre las inflamadas hojas
el cuervo
impasible.



Se ha propagado
a través del bosque
el último incendio.



Aún en llamas,
últimas hojas
de otoño.



Sin golondrinas,
la casa vacía.
Otoño.


En silencio paladeo
la dulce amargura
de la soledad.



Árbol de otoño,
sólo quedan
tres hojas.



Soñó un mundo
al caer
la hoja.


***



Haikus de invierno
 Dokushô Villalba


Utagawa Hiroshige 1797–1858




Ni una hoja.
Solo cenizas
y silencio.



La lluvia inunda el horizonte.
Vuelve el invierno.
El fuego debe ser encendido.



Intensa mañana
plateada
de viento frío.



El pino de montaña
bajo el sol de invierno
permanece sereno.



Los pómulos y el frío
son uno
este invierno.



Helado el río
se reflejan los sauces
en el agua muda.



Una nubecilla es
la cigüeña en el cielo.
¡Largo viaje!



Va la grulla
por el silencio del cielo
sin alas.



La grulla
y su reflejo en el lago
han desaparecido.



Suavemente
la hoja caída rompe
el espejo del lago.



Vuela la gaviota
el cielo violáceo y límpido
leves gemidos.



En el fondo del valle
apenas un murmullo:
el riachuelo.



El estruendo de los montes
ahoga
el susurro del valle.



Ajeno
a esta inmensidad
el arroyuelo.



Estrella de crepúsculo
suspendida en la brisa helada
que atraviesa mi cuerpo.



Ya viene herida
la luna menguante
y roja.



Sobre los cristales empañados
mis recuerdos son sombras chinescas
esta larga noche de invierno.



Campanadas nocturnas
bajo la pálida luna
duermen las conciencias.



En la noche azul
pájaros de fuego
cortan el viento helado.



Exhalada por la luna
brota blanca
la flor del silencio.



Olvidado por el mundo
desde este rincón del invierno
te echo de menos.

 Dokushô Villalba


***





Zazen

En el agua del espíritu
sin mancha
se refleja la luna llena.
Incluso las olas que rompen
se transforman en luz.

Eihei Dôgen





Fuentes:
http://www.buddhachannel.tv/portail/spip.php?article14284
http://dokushovillalba.blogspot.com.es/
https://www.google.es/search
https://www.google.es/search?hl=es&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1206&bih=609&q=agapanto&oq=agapanto&gs_l=img.1.0.0l10.933.2860.0.5248.8.8.0.0.0.0.245.1204.2j5j1.8.0.ernk_timediscounta..0.0.0..1.1.17.img.xvtmROfOly0#hl=es&site=imghp&tbm=isch&sa=1&q=Dokush%C3%B4+Villalba&oq=Dokush%C3%B4+Villalba&gs_l=img.12..0i24l2.149857.152246.7.154128.1.1.0.0.0.0.179.179.0j1.1.0.ernk_timediscounta..0.0.0..1.1j2.17.img.o4EG_M8Z6kg&bav=on.2,or.r_cp.r_qf.&fp=430bd88d79da1317&biw=1206&bih=566&imgdii=_

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